Te das cuenta cuando estás
enamorado cuando la miras desde la ventana cuando pasa y sientes que el tiempo
se detiene-se dijo así mismo el bufón.
Cuéntame la historia papá. Ya te
la he contado mil veces hijo- lo sé pero quiero escucharla una vez más- es
demasiado hermosa.
Está bien, pero luego irás a
dormir- Hace muchos años en el castillo vivía una princesa, todos los días después
del medio día pasaba en dirección al comedor del palacio, el bufón la miraba
siempre desde lejos desde una ventana que daba hacia el comedor, suspiraba y la
miraba con ojos de amor y de dulzura.
Él la hacía reír siempre, su
trabajo consistía en eso, visitarla y levantarle el ánimo o hacer divertidos
sus días. En el palacio el ambiente no era del todo divertido ni agradable
habían días buenos y días malos. Siempre con su traje de bufón asistía a las
fiestas del palacio y dedicaba siempre sus presentaciones a hacer reír a la
princesa esperando siempre dibujar una sonrisa en su rostro de esas que
iluminan el día y la noche.
Un día a la orilla del río el bufón
escuchó a la princesa llorar, se acercó y le dijo no llores princesa, tus ojos no
deben llenarse nunca de llanto de tristeza solamente de alegría. Porque lloras?
– La princesa lo miró- Y dijo – Lloro porque el mundo ya no es lo que debería
ser, ya no hay nada en él.
Sientes la desesperanza que trae
la frustración de no entender lo que pasa, pero yo te prometo que volverás a
reír. Todos los que te queremos solamente queremos verte feliz. Ella hizo una especia
de mueca y le dijo al bufón – Siempre tienes la forma de hacerme reír, es
hermosa la forma en que miras la vida, la forma en que la vives. El Bufón
sonrió asintiendo sin embargo sabía que todo aquello no era más que un disfraz,
dentro de él habían muchas otras cosas más que risas y bromas.
Vamos demos una vuelta por el
palacio, ya verás cómo te sentirás mejor – La princesa sonrió – desde esa vez
cada tarde se veían cerca del río y conversaban horas de horas, él la hacía
reír y ella reía. Cada vez la tristeza y la nostalgia de la princesa se convertían
en risas y alegría. El bufón sin embargo callaba dentro de sí un gran secreto,
el secreto de un amor imposible.
El bufón había dedicado su vida a
entretener a los del pueblo sin embargo pese a siempre entregar sonrisas a
cambio de nada, algo le faltaba algo dentro de él no permitía que las sonrisas
fueran para él mismo. Todos decían que su corazón se había hecho duro como la
roca, sin embargo su corazón era tan frágil como los dientes de león en
primavera.
La princesa lo sabía, había
llegado a conocerlo de una forma particular, sentía en él algo que no estaba
del todo bien <siempre me haces reír le dijo al bufón> déjame hacerte
reír a ti> el bufón sintió un hielo en el alma. Nunca antes nadie se había
preocupado por él, nunca antes alguien le había tocado el corazón de esa forma.
Princesa, dentro de mí hay algo
más que risas y bromas – lo sé – dijo la princesa. Déjame descubrirlo, déjame
conocer esa parte, permíteme entrar hasta donde escondes tu más grande tesoro. El
bufón pensó que lo mejor era escapar de ahí y no volver a verla. Sin embargo
por alguna extraña razón no lo hizo, no pudo, sintió por fin el deseo de
quedarse y desde ese día el bufón del pueblo ríe para sí mismo, su corazón ha
vuelto a latir y todos los días se encuentra con la princesa del castillo a la
orilla del río a la sombra de un viejo árbol. La princesa volvió a reír tal
como el bufón lo prometió y el bufón volvió a sentir tal como ella lo prometió.
-Papá que hermosa historia- <la
parte más hermosa de esta historia, eres tu Ismael> ahora ve a dormir – Papá
– Dime Hijo… Me alegra mucho que hayas vuelto a sentir. El papá lo miró y una
furtiva lágrima de alegría brotó de su corazón.
y del mio tambien...
ResponderEliminarY del mio cuando leí su comentario.
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