Borges y Yo

   
                                                       

A quien le diera Dios los libros y la noche, por quién leí a Chesterton, Buzzati, Conrad, Shaw, Kipling, Milton. Jorge Luis Borges.

Borges siempre dijo que el se jactaba de lo que había leído no de lo que escribía. Yo desde el punto de vista literario no puedo hablar mucho de Borges, por más que lo he leído sigo sin estar a la altura de él, no soy digno de Borges aún.

Pero hay otra parte de Borges que no se lee, simplemente se disfruta, sus charlas, sus entrevistas, sus ensayos, sus frases, sus puntos de vista, es simplemente un gusto enorme escucharlo, como logra hacer simple la inteligencia, dejando a todos con la boca abierta.

Yo le debo las mil y una noches a Borges, le debo pasar las noches escuchando sus charlas de 7 noches sobre el budismo, la poesía, la pesadilla, la divina comedia, y más, escucharlo en la entrevista con Joaquín Soler, con Carrizo, con Simon; saber de Borges es saber de muchas otras cosas.

Borges es enorme, pero claro está es un punto de vista muy personal, se que tiene muchos detractores y quien no los tiene, yo personalmente disfruto de él, de sus opiniones de su manejo del idioma, de su extensa cultura, un hombre que aprendió el alemán por si mismo para leer a Heine, como deseara yo aprender el ingles para leer a Joyce.

Sin lugar a duda Borges es un punto alto en mi vida, es un personaje al que le debo tantísimo, quizá nunca seré digno de su obra pero siento que somos amigos. Podría como lo hizo él alguna vez ilustrar esto con un poema de su autoría.

Me he vuelto demasiado viejo para el amor

mi amor

me he puesto viejo

pero nunca estaré tan viejo

como para no ver

la inmensa noche que nos envuelve (...)

Algo oculto en el amor

y las pasiones aún me sorprende.

Borges siempre creyó que la muerte era la aniquilación, le parecía un abuso tener 85 años, deseaba ser olvidado, que leyeran a otros autores y sin embargo logró la inmortalidad, es inmortal. En la memoria de ese hombre iba lo más rico de la humanidad.

Yo le debo a Cabral haber llegado a Borges, recuerdo Cabral cuando contaba la primera vez que conoció al maestro, estaba en un café con unos amigos y Borges regularmente iba a ese lugar, una tarde Cabral y sus amigos le pagaron la cuenta al salir el maestro se acercó y les dijo muchas gracias jovenes, ustedes a que se dedican-somos colegas suyos maestro- ah que interesante y que escriben- escribimos canciones de protesta maestro- ah como los envidio, porque a mi cuando estoy enojado no se me ocurre nada---

Seguiré soñando siempre con el día que me pueda sentar con Borges, como el día que Borges y Sabato se sentaron a conversar.