Él entró en la librería - tomó un libro y se sentó- en su mano, el libro de arena de Borges.
Usa lentes, barba de dos semanas, 1.75 de estatura. Llevaba sentado ya mas de media hora.
Frente a él, un cubo de esos que se usan como sillón. Una chica en vestido se sienta al frente, él no se inmuta.
Ella le dice...un chico que lee a Borges debe tener muchas cosas en la cabeza -él sonríe; la vuelve a ver y le dice...o ninguna.
Ambos se miran; algo pasó en ese momento, los dos lo saben.
Como te llamas dice ella, él sonríe, me llamo Oscar Wilde (cierra el libro) y tu eres??? Ella sonríe de vuelta se recoje el cabello y le dice mientras cruza las piernas - yo me llamo Victoria, él le dice Wolf?.
Ella vuelve a ver hacia la ventana y le dice cuál otra puede ser? sonríe nuevamente.
Él pone el libro en el sillón, se quita los lentes y le dice intrigado, sabes siempre quise saber como hiciste para colocar piedras tan grandes en tu abrigo.
Ella piensa...finalmente contesta -hablar de mi suicidio aquí en una librería es un poco perverso para iniciar una trama policíaca...él contesta -bueno según Chesterton para iniciar una novela policíaca se necesita un cadáver, es mas un buen cadáver.
Ambos sonríen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario