Las tardes
entre Calufa y Magón,
La propia y
los viajes en vagón...
Fueron mi
medicina a la soledad...
Cuando
parti sin rumbo ni edad...
Aunque
fuera tan joven y viejo
Mi Dios
solo nunca me dejo
Cuando
fui al infierno en atajos...
Solo Él
pudo unir mis pedazos...
Iba y
venia, sin rumbo ni destino
Siempre sin
un norte, sin camino..
Y las
princesas enlodaban mi niñez
Y cuando me
levantaba caia otra vez
La tarde
pasaba cantando soledades
Entre mi
tabaco y guerras mundiales
Aprendi la
más absurda y cierta ley:
En la vida
de ciegos el tuerto es rey
Ya en las
noches soñaba eternidades
Más mis
sueños concluian al dormir
Mis
pesadillas eran tristes realidades
Ni siquiera
solo aprendi a convivir
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