Carolina me trae un postre (chesecake) mientras llega
Jazmin, Jazmin me escribe que quien es esa, esa me dice- que que rara la vio esa
Jazmin… mientras tito piensa solo en su chole….y mi mami muerde a lady.
A
la Jazz la aplico en cada momento porque el tamal del sábado nunca me lo invito
y cuando las cartas vienen malas y amenaza tormenta y los jefes se ponen
intratables y los postres no son dulces y todas las calles se llaman Aurora,
todavía fantaseo con no haber hablado con Merlin o con jugar a las
tijeritas con Jesica y jazmin o con probar mi suerte en el boyero ruso,
pero ahora, en lugar de tirarme en un cuarto piso de telefónica, o de
escribirle una carta póstuma a mi chole, o de ahorrar para un arreglo de pago
de credomatic, me robo la canción de las noches perdidas, para vengarme de
tantas tardes de lluvia en blanco y negro, de tantos hombres de corbata, de
tantas rubias de uñas comidas que se van con idiotas colochas y con
tamal, de tantas bocas adorables que nunca fueron mías, que nunca serán mías.
Pero no me quejo; tengo a Yeyo, un libro, memoria y risas y chole y bares y Jesis y la Juve , una salud de hierro y un puñado de contradicciones recién salidas del horno que me tienen (déjenme que les cuente) orgulloso como un maltito mentiroso que babea. Y, de cuando en cuando, una rubia me topa en el primer piso, y me mensajea, aprovechando un despiste de su novia; esa idiota colocha que piensa en su tamal.
Y claro, aún hoy la vida sigue carcajeándose, claro, en menor grado, de mi estupidez, y aun cuando el plano de mi espejo me muetra a Dorian Grey, y ya no tengo que mendigar atención de Jazz, y ya las mujeres sueñan, con que sueño con ellas, y me regalan chesecake; caigo en la cuenta, que de nada sirve atracar en otros puertos mi velero...o colgar en otros cuartos mi sombrero, si se está confinado, a a vivir de 5 minutos, 5 y no mas.
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